Santos Cirilo y Metodio,
misioneros
Fecha:
14 de febrero
Fecha en el calendario anterior: 7
de julio
†: 869 y 885 - país: República Checa
Canonización:
pre-congregación
Hagiografía:
«Vidas de los santos de A. Butler», Herbert Thurston, SI
Elogio:
Fiesta de san Cirilo, monje, y san Metodio, obispo, hermanos nacidos en
Tesalónica, que enviados a Moravia por el obispo Focio de Constantinopla para
predicar la fe cristiana, allí crearon signos propios para traducir del griego
a la lengua eslava los libros sagrados. En un posterior viaje a Roma, Cirilo,
que antes se llamaba Constantino, enfermó, y habiendo profesado como monje,
descansó en el Señor en este día. Metodio, constituido obispo de Sirmium por el
papa Adriano II, evangelizó la región de Panonia, y en todas las dificultades
que soportó fue siempre ayudado por los Pontífices Romanos; recibió finalmente
el premio celestial por sus trabajos en Velherad, en Moravia, el día seis de
abril.
Patronazgos:
patronos de Europa, Bohemia y Moravia, Polonia, República Checa, Bulgaria,
Eslovaquia y Serbia, y protectores contra las tormentas eléctricas.
Refieren
a este santo: Santos Clemente, Gorazdo, Nahum, Sabas y
Angelario, San Esteban de Perm
Oración:
Oh Dios, que iluminaste a los pueblos eslavos mediante los trabajos apostólicos
de los santos hermanos Cirilo y Metodio, concédenos la gracia de aceptar tu
palabra y de llegar a formar un pueblo unido en la confesión y defensa de la
verdadera fe. Por nuestro Señor Jesucristo, tu Hijo, que vive y reina contigo
en la unidad del Espíritu Santo y es Dios por los siglos de los siglos. Amén
(oración litúrgica).
Se venera a estos dos
hermanos originarios de Tesalónica como apóstoles de los eslavos del sur y
padres de la literatura eslava. Cirilo, el más joven de los dos, recibió en el
bautismo el nombre de Constantino y tomó el de Cirilo poco antes de su muerte,
junto con el hábito de monje. Fue enviado a Constantinopla muy joven. Allí hizo
sus estudios, bajo la dirección de León el Gramático y de Focio. Aunque era más
versado en las ciencias profanas que en la teología, fue ordenado diácono.
Probablemente, no recibió sino hasta más tarde el sacerdocio. Sucedió a Focio
en su sede, y la fama de su sabiduría le ganó el título de «el filósofo».
Durante algún tiempo se retiró a un monasterio, pero, el año 861, el emperador
Miguel III le envió en una embajada religioso-política ante el gobernador de
los kázaros, que habitaban la región entre el Dniéper y el Volga. El santo
desempeñó con éxito su misión, aunque sin duda se ha exagerado mucho el número
de los que convirtió a la fe. Metodio, el hermano mayor de Cirilo, había sido
gobernador de una de las colonias eslavas en la provincia de Opsikion y, después,
había tomado el hábito de monje. Acompañó a su hermano en la embajada ante el
gobernador de los kázaros y, a su vuelta a Grecia, fue elegido abad de un
importante monasterio.
El año 862, llegó a
Constantinopla un embajador de Rostislavo, príncipe de Moravia, para obtener
que el emperador enviase misioneros capaces de evangelizar a los eslavos en su
propio idioma. Rostislavo deseaba, por otra parte, congraciarse con Bizancio
para defenderse de sus poderosos vecinos, los germanos. El emperador de Oriente
vio en ello la ocasión de contrarrestar la influencia del emperador de
Occidente en aquellas regiones, en las que ya se habían introducido los
misioneros germanos. La empresa sonreía, por lo demás, a Focio, patriarca de
Constantinopla, quien escogió para la tarea a san Cirilo y san Metodio, cuya
cultura y conocimiento del eslavo los hacían capaces de crear un alfabeto
escrito de la lengua del país. Probablemente, los sucesores de san Cirilo
inventaron, sirviéndose de las mayúsculas griegas, el alfabeto «cirílico», del
que se derivan los caracteres actuales del ruso, del serbio y del búlgaro.
Antiguamente se atribuía por error a san Jerónimo la creación del alfabeto
«glagolítico» en que están escritos los libros litúrgicos eslavo-románicos de
ciertas regiones católicas de Yugoslavia; pero dicho alfabeto fue probablemente
inventado por el mismo san Cirilo, a quien, según la leyenda, Dios lo reveló
directamente. Como tantos otros aspectos de la historia de san Cirilo y san
Metodio, la cuestión de los alfabetos es muy oscura. La lengua sudeslava de san
Cirilo y san Metodio es, hasta la fecha, el idioma litúrgico de los rusos, de
los ucranios, de los serbios y de los búlgaros, tanto católicos como ortodoxos.
Los dos hermanos partieron
de Constantinopla con varios compañeros el año 863. En la corte de Rostislavo
fueron muy bien recibidos y emprendieron inmediatamente la tarea. Pero la
posición de los misioneros era muy difícil. El empleo del idioma de la región
en la predicación y la liturgia los hacía muy populares entre los habitantes;
pero el clero germánico se oponía a ello, sostenido por el emperador Luis el
Germánico, quien obligó a Rostislavo a prestarle juramento de fidelidad. Los
misioneros bizantinos, que habían traducido al eslavo algunas perícopas de la
Escritura y los himnos litúrgicos, prosiguieron con éxito la evangelización.
Pero uno de los grandes obstáculos era la falta de un obispo que ordenase
nuevos sacerdotes, puesto que el prelado germánico de Passau se negó a hacerlo.
Entonces, san Cirilo decidió ir a Constantinopla a pedir ayuda. Llegó a Venecia
acompañado por su hermano, pero había escogido el peor momento: Focio acababa
de ser excomulgado y la Santa Sede miraba con desconfianza a todo el Oriente.
Los misioneros fueron mal acogidos en Venecia, donde se les consideraba como
protegidos del emperador de Oriente y se criticaba el empleo que hacían del
eslavo en la liturgia. Según una de las fuentes, el papa san Nicolás I los
llamó a Roma. En todo caso, es cierto que los misioneros fueron a la Ciudad
Eterna, llevando las pretendidas reliquias de san Clemente Papa, que san Cirilo
había recobrado a su paso por Crimea. El papa san Nicolás había muerto mientras
tanto; pero Adriano II, su sucesor, acogió calurosamente a los portadores de un
regalo tan precioso. Después de juzgar la causa de los misioneros, Adriano II
determinó conferir a Cirilo y Metodio el episcopado, aprobó la ordenación
sacerdotal de los eslavos convertidos, y alabó el empleo de la lengua eslava en
la liturgia. No parece que san Cirilo haya sido realmente consagrado, ya que
murió cuando se hallaba en Roma, el 14 de febrero del 869. Según la versión
italiana de la leyenda, después de la muerte de san Cirilo, san Metodio dijo a
Adriano II: «El último deseo de nuestra madre, cuando dejamos la casa paterna
para ir a evangelizar el país en que hemos trabajado hasta ahora, con la gracia
de Dios, fue que, al morir uno de nosotros dos, el otro se encargase de
transportar su cadáver para darle sepultura en nuestro monasterio. Así pues, os
ruego que me ayudéis en esta empresa». El papa estaba dispuesto a ayudar a san
Metodio, pero sus consejeros le dijeron: «No conviene que dejemos salir de la
ciudad el cuerpo de un hombre tan distinguido, que enriqueció nuestra ciudad
con tan extraordinarias reliquias, que ganó al cristianismo naciones tan
remotas y que murió entre nosotros». El papa concedió la razón a sus
consejeros, y san Cirilo fue sepultado en la iglesia de San Clemente, donde se
habían depositado las reliquias que él había llevado a Roma.
San Metodio se encargó de
llevar adelante la empresa de evangelización. Después de recibir la
consagración episcopal, volvió a su antigua misión, llevando consigo un
documento en que la Santa Sede le recomendaba como hombre de «doctrina y
ortodoxia perfectas». Kosel, príncipe de Panonia, pidió que se restableciese la
antigua arquidiócesis de Sirmiun (actualmente Mitrovic, en Serbia); san Metodio
fue nombrado arzobispo, y sus diócesis sufragáneas se extendían hasta las
fronteras de Bulgaria. A pesar del apoyo y la aprobación del Sumo Pontífice, el
clero germánico no cesó de poner obstáculos a la evangelización. Por otra
parte, la situación política de Moravia había cambiado, ya que Svatopluk,
sobrino de Rostislavo, se había aliado con Carlomán de Baviera y había
expulsado a su tío. El año 870, san Metodio compareció ante un sínodo de
obispos germánicos y fue encarcelado en una celda húmeda. El papa Juan VIII no
consiguió que le pusiesen en libertad sino hasta dos años más tarde y juzgó
prudente retirar el permiso de predicar en eslavo (que era, según la llamaba el
Pontífice, «una lengua bárbara»). Sin embargo, Juan VIII tuvo cuidado de
recordar a los germanos que Panonia y todas las sedes del Ilírico dependían
desde antiguo de la Santa Sede.
San Metodio continuó la
evangelización durante los años siguientes. Pero Svatopluk se convirtió en
enemigo suyo, porque el santo le echó en cara la vida licenciosa que llevaba.
Así pues, el arzobispo fue acusado ante la Santa Sede, en 878, de seguir con
las celebraciones litúrgicas en la lengua eslava y de omitir, heréticamente, la
mención del Hijo en el Credo. (Advirtamos que en aquella época las palabras
"y del Hijo" (Filioque) no se habían introducido todavía en todas
partes y, ciertamente, no en Roma). Juan VIII convocó a Metodio a la Ciudad
Eterna. Metodio consiguió probar su ortodoxia y convencer al Pontífice sobre la
necesidad de emplear la lengua eslava. Aunque con ciertas reservas, Juan VIII
aprobó nuevamente el empleo de dicha lengua, «porque Dios, que creó los tres
principales idiomas -el hebreo, el griego y el latín-, también había creado
otros para su honor y gloria». Desgraciadamente, accediendo a los deseos de
Svatopluk, el Papa nombró también para la sede de Nitra, que era sufragánea de
Sirmiun, a un sacerdote germánico llamado Wiching, que era enemigo acérrimo de
san Metodio. Ese prelado, que era muy poco escrupuloso, llegó a falsificar
documentos pontificios para perseguir a san Metodio. Después de la muerte del
santo, Wiching obtuvo la sede de Sirmiun, desterró a los principales
partidarios de su predecesor y anuló la mayor parte de su obra.
Según la versión de
Panonia, san Metodio terminó en los cuatro últimos años de su vida la
traducción de la Biblia al eslavo (excepto los libros de los Macabeos) y
tradujo también una colección de leyes civiles y eclesiásticas bizantinas,
llamada el «Nomokanon» (es decir: compilación de leyes). Esto parece indicar
que las circunstancias impedían al santo consagrarse enteramente a los asuntos
misionales y episcopales, es decir, que estaba perdiendo la batalla contra la
tendencia germánica. San Metodio murió probablemente en Stare Mesto (Velehrad,
en la República Checa) el 6 de abril del 884, consumido por el trabajo apostólico
y la oposición de los que no estaban de acuerdo con sus métodos de
evangelización. La liturgia de sus funerales se celebró en griego, en eslavo y
en latín. «Las gentes acudieron con antorchas encendidas. Todo el pueblo se
hallaba presente: hombres y mujeres, grandes y pequeños, ricos y pobres, libres
y esclavos, viudas y huérfanos, ciudadanos y forasteros, sanos y enfermos.
Porque Metodio se había hecho todo a todos para ganar a todos para el cielo».
La fiesta de los santos
Cirilo y Metodio, que se había celebrado desde antiguo en la región donde
trabajaron, fue extendida a toda la Iglesia de Occidente por el Papa León XIII
en 1880. Por tratarse de dos orientales que trabajaron en estrecha colaboración
con la Santa Sede, se los considera como patronos especiales de la unidad de la
Iglesia y de las obras que se dedican a promover la unión con las Iglesias
eslavas disidentes. Los católicos checos, eslavos y croatas, así como los
servios y búlgaros ortodoxos, les profesan especial devoción. Los nombres de
los dos santos aparecen en la preparación de la misa bizantina de rito eslavo.
Juan Pablo II, con la carta apostólica «Egregiae virtutis», del 31 de diciembre
de 1980, los proclamó -junto con san Benito de Nursia- patronos de Europa, y
presentó sus figuras de evangelizadores por medio de la encíclica «Slavorum
apostoli», de 1985.
La vida de estos dos
santos está íntimamente relacionada con una larga y complicada historia de
rivalidades políticas y eclesiásticas. A pesar de todos los trabajos recientes
sobre los documentos contradictorios, resulta todavía imposible determinar
exactamente los hechos. Las fuentes representan dos tradiciones. La tradición
de Panonia comprende las biografías de Constantino (Cirilo) y Metodio
(Miklosich, Die Legende von hl. Cyrillus y la Vita S. Methodii
russico-slovenice et latine, Viena, 1870), y una biografía griega de San
Clemente de Okhrida (Migne, P. G., vol. CXXVI, cc. 1194-1240). En la tradición
italiana de la leyenda hay una vida de San Cirilo "cum translatione sancti
Clementis" (Acta Sanctorum, vol. II). La "leyenda morávica" es
muy posterior a las otras dos tradiciones, que datan de los siglos IX y X.
Acerca de estas fuentes, véase F. Dvornik, Les Slaves, Byzance, et Rome au IXe.
siécle (1926), y Les legéndes de Constantin et de Méthodes vues de Byzance
(1933). Véase también J. B.
Bury, History of the Eastern Román Empire (1912); A. Lapotre, Le pape Jean VIII
(1895); L. K. Goetz, Geschichte der Slavenapostel K. und M. (1897); F. Grivec,
Die hl. Slavenapostel
K. und M. (1928); Analecta Bollandiana, vol. XLVII (1929), pp. 178-181; y
Fliche y Martin, Histoire de l´Eglise, vol. VI, pp. 451-463.
Imágenes:
-Ícono ruso de los dos
hermanos.
-Karel Dvorák: Cirilo y
Metodio, estatua en el puente Karluv, en Praga, 1928 a 1939.
-Alfabeto glagolítico
inventado por san Cirilo para fijar por escrito la lengua eslava.
fuente:
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