Santa Josefina Bakhita,
virgen
Fecha: 8
de febrero
n.: c. 1869 - †: 1947 - país: Italia
Canonización: B: Juan Pablo II 17 may 1992 - C: Juan
Pablo II 1 oct 2000
Elogio:
Santa Josefina Bakhita, virgen, nacida en la región de Darfur, en Sudán, que,
siendo aún niña, fue raptada y vendida en diversos mercados africanos de
esclavos, sufriendo dura cautividad. Al obtener la libertad, abrazó la fe
cristiana e ingresó en el Instituto de Hijas de la Caridad (Canosianas), y pasó
el resto de su vida en Schio, en el territorio italiano de Vicenza, entregada a
Cristo y al servicio del prójimo.
Oración:
Oh Dios, que de la humillante esclavitud condujiste a santa Josefina a la
dignidad de hija tuya y esposa de Cristo, te rogamos nos concedas que, imitando
su ejemplo, sigamos con amor firme a Cristo crucificado y, movidos a
misericordia, perseveremos en el amor. Por nuestro Señor Jesucristo, tu Hijo,
que vive y reina contigo en la unidad del Espíritu Santo y es Dios por los
siglos de los siglos. Amén (oración litúrgica).
«Si volviese a encontrar a
aquellos negreros que me raptaron y torturaron, me arrodillaría para besar sus
manos porque, si no hubiese sucedido ésto, ahora no sería cristiana y
religiosa.»
Infancia
El nombre real de Bakhita
no se conoce, al igual que tampoco se sabe la fecha exacta de su nacimiento,
pero se cree que venía del pequeño pueblo de Olgossa en Darfur, al sur del
actual Sudán, y se habla de 1869 como año de su nacimiento. Allí creció junto a
sus padres, sus tres hermanos y dos hermanas, una de ellas su propia gemela.
Siendo todavía una pequeña niña, sufrió un acontecimiento que la marcaría para
el resto de su vida. Mientras ayudaba a sus padres en el campo, Olgossa fue
atacada por negreros en busca de esclavos y su hermana, que se encontraba en
casa cuidando al más pequeño de la familia, fue capturada. Más tarde, en su
biografía, Bakhita escribirá: "Recuerdo cuánto lloró mamá y cuánto
lloramos todos".
Mientras los imperios ya
establecidos proporcionaban protección ante la esclavitud, toda la zona de Sudán
constituía una fuente de recursos para capturar esclavos. El comercio de
esclavos en esta época se había cambiado desde el mercado americano (la
esclavitud al otro lado del atlántico había sido abolida) al mercado árabe en
el norte y la esclavitud interior en los imperios africanos. Darfur pertenecía
al dominio británico-egipcio de Sudán, donde el comercio de esclavos había sido
prohibido en 1856. El comercio, en cualquier caso, no era controlado por el
gobierno y fuera de los centros coloniales, los únicos sitios con una fuerte
presencia de europeos, la trata de esclavos se mantuvo durante varias décadas
más. Sólo después de la ocupación efectiva del interior de Sudán, a principios
del siglo XX, la práctica de venta de esclavos fue poco a poco abolida. La
esclavitud, en otras formas, ha continuado hasta nuestros días. Bakhita relata
sobre su propio encuentro con estos buscadores de esclavos:
«Tenía aproximadamente
nueve años cuando, una mañana, caminaba por los campos, un poco lejos de casa,
con una amiga. Repentinamente, vimos a dos extranjeros aparecer tras unos
arbustos. Uno de ellos le dijo a mi compañera: 'Deja a la niña pequeña ir al bosque
a buscarme alguna fruta. Mientras, tú puedes continuar tu camino. Te
alcanzaremos dentro de poco'. Su objetivo era alejar a mi amiga para que no
pudiese dar la alarma mientras ellos me capturaban.
Yo, por supuesto, no podía
sospechar nada y obedecí, tal y como hacía siempre con mi madre. Una vez que
estaba en el bosque, ví a las dos personas detrás de mí. Uno de ellos me agarró
fuertemente, mientras el otro sacó un cuchillo con el que me amenazaba.
Gritándome, me dijo: 'Si gritas, morirás. Síguenos.»
Bakhita significa
"afortunada", un nombre que le dieron los mismos buscadores de
esclavos que la secuestraron cuando tenía nueve años y la separaron para
siempre de su familia y de su pequeño pueblo. La niña estaba tan traumatizada
por la experiencia que le fue imposible recordar su verdadero nombre. Los
secuestradores advirtieron rápidamente su especial carisma y eligieron para
ella el nombre de Bakhita.
En esclavitud
Bakhita fue llevada hasta
la ciudad de El Obeid, en la región de Kordofan, donde fue utilizada como
esclava por los mismos comerciantes de esclavos árabes que la habían
secuestrado. Su venta se realizó muy pronto. En total, fue objeto de este
comercio cinco veces, pasando a cinco distintos amos a través de los mercados
de esclavos de El Obeid y Jartum, la capital de la colonia. Intentó escapar
varias veces, pero no lo consiguió. En concreto, su cuarto amo, en Jartum, fue
quien le hizo sufrir las peores humillaciones y torturas. Sus peores recuerdos
se remontan a la edad de 13 años, cuando fue tatuada. Le realizaron 114
incisiones en su cuerpo y durante un mes le colocaban sal para evitar las
infecciones. "Sentía que iba a morir en cualquier momento, en especial
cuando me colocaban la sal", escribe Bakhita en su biografía. Su quinto y
último amo fue el cónsul y comerciante italiano Calixto Leganini. Leganini
compró a Bakhita en el mercado de Jartum en 1882 y, por primera vez, fue
tratada bien. "Esta vez fuí realmente afortunada - escribe Bakhita -
porque el nuevo patrón era un hombre bueno y me gustaba. No fui maltratada ni
humillada, algo que me parecía completamente irreal, pudiendo llegar incluso a
sentirme en paz y tranquilidad".
Al llegar las tropas
mahdis a Jartum en 1884 y expulsar a los colonialistas británico-egipcios,
Laganini se vió obligado, junto a otros muchos europeos, a abandonar Sudán.
Bakhita se negaba a abandonar a su patrón y, tras muchas súplicas e
insistencia, consiguió viajar, junto a su patrón y su amigo Augusto Michieli, a
Italia. Al llegar a Italia, la esposa de Michieli les esparaba. Esperando la
llegada de varios esclavos, la señora Michieli exigió obtener uno de ellos y se
le entregó a Bakhita. Así, Bakhita siguió a su nueva "familia" a
Ziango, un pequeño pueblo en la zona de Venecia. Durante los tres años que
vivió con la familia Michieli, Bakhita trabajó como niñera y amiga de su hija
Minnina. Pero, en 1888, la familia compró un hotel en Suakin, la costa sudanesa
del Mar Rojo y la señora Michieli siguió a su marido para ayudarle en el
negocio hotelero. Bakhita decidió permanecer en Italia.
La conversión a la
religión
Después de haber sido
aconsejadas por la orden de las Hermanas de Canossa de Venecia, Bakhita y
Mimmina, la hija de los Michieli, ingresaron en el noviciado del Instituto de
las Hermanas de la Caridad en Venecia. La congregación fue fundada en 1808 por
la hermana Magdalena Gabriela di Canossa, que le dió el nombre de Instituto de
las Hermanas de la Caridad, pero normalmente se conocen como las Hermanas de
Canossa. Allí Bakhita se dedicó a educar a niñas pobres, servir en hospitales y
enseñar la catequesis en las parroquias. Aquí, en el Instituto, aprendió a
conocer al Dios de los cristianos y en ese momento reconoció que Dios
"había permanecido en su corazón", desde que había sido niña y que le
dió fuerzas para soportar la esclavitud, "pero no sabía quien era hasta
este momento". Fue bautizada el 9 de enero de 1890 y recibió, al mismo
tiempo, su primera comunión y confirmación por el cardenal de Venecia. En este
momento, tomó el nombre cristiano de Josefina Margarita Afortunada.
Se dice que Bakhita tuvo
problemas para expresar su gozo. Pero el regocijo que experimentó a través de
su religión fue a veces observado, como en el momento de su bautismo, en el que
manifestó: "¡Aquí llego a convertirme en una de las hijas de Dios!".
En su biografía cuenta que, cada día que permaneció en el Instituto, llegó a
ser más y más consciente de quien era este Dios, "que me ha traído hasta
aquí de esta extraña forma".
Cuando la señora Michieli
volvió de Sudán quería llevarse consigo a su hija y a Bakhita de nuevo a
África. Pero, con una impresionante fuerza y coraje, Bakhita dijo que no iría y
que prefería servir a su Dios junto a las Hermanas de Canossa. Se dice que la
respuesta enfureció a la señora Michieli y que insistió en que Bakhita fuese
con ellos. De todos modos, la responsable del Instituto contactó al cardenal y
al gobernador, quienes declararon que, desde que la esclavitud era ilegal en
Italia, Bakhita era libre de tomar sus propias decisiones y llevarlas a cabo. Así,
permaneció en el Instituto y pronto su vocación la llevó a convertirse en una
hermana de la orden. Lo consiguió el 7 de diciembre de 1893, a la edad de 38
años.
Bakhita, la monja
Los siguientes 50 años de
su vida fue monja. En 1902 fue trasladada de Venecia a Schio, en el norte de
Italia, donde trabajó limpiando, cocinando y cuidando a los más pobres. En poco
tiempo consiguió la reputación de ser una santa. En cualquier caso, no fue
conocida por realizar milagros ni fenómenos sobrenaturales. Ella es conocida
por haber sido modesta y humilde, manteniendo la fe en su interior,
espiritualmente, y cumpliendo cada día las rutinas diarias. Es un gran trabajo
para ella cuando le ordenan escribir su autobiografía y viajar para contar la
increíble historia de su vida. Comienza sus memorias en 1910 y finalmente
fueron publicadas en 1930. En 1929 se le ordenó ir a Venecia y empezar a contar
sus experiencias. Después de que se publicase su biografía, Bakhita se
convirtió en una gran personalidad en toda Italia y se vió obligada a viajar
por todo el país para dar conferencias y recoger dinero para la orden.
En sus últimos años, la
salud de Bakhita era cada vez más débil y se vió obligada a postrarse en una
silla de ruedas. Pero, no obstante, continuó viajando y representando un modelo
de caridad, aunque sus últimos años estuviesen marcados por el dolor y la
enfermedad. En medio de su sufrimiento, volvió a recordar sus terribles
experiencias como esclava de nuevo, y se sabe que decía a la enfermera que la
cuidaba en sus últimso momentos: "¡Por favor, desatadme las cadenas...es
demasiado!" Cuando murió el 8 de febrero de 1947 en Schio, sus últimas
palabras fueron tan sólo "Madonna! Madonna!". Su cuerpo fue expuesto
para ser velado durante tres días. Miles de personas acudieron para expresarle
su respeto y admiración. LLegó a ser famosa por su caridad y piedad por todo el
país. La afectada multitud contó que sus articulaciones continuaban calientes a
lo largo de estos tres días y las madres cogían su mano para colocarla sobre la
cabeza de sus hijos para que les otorgase la salvación. Su reputación como una
santa se ha consolidado. Josefina ha sido recordada y respetada como nostra
Madre Moretta, en Schio. Fue canonizada por SS Juan Pablo II el 1 de octubre
del 2000.
Con pocas variantes, esta
misma biografía se reproduce en decenas de sitios de internet. Nosotros lo
hemos tomado de Afrol.news que parece ser el que primero la ha publicado,
aunque tampoco allí figura la autoría.
accedido
13198 veces
ingreso
o última modificación relevante: ant 2012
Estas biografías de santo
son propiedad de El Testigo Fiel. Incluso cuando figura una fuente, esta ha
sido tratada sólo como fuente, es decir que el sitio no copia completa y
servilmente nada, sino que siempre se corrige y adapta. Por favor, al citar esta
hagiografía, referirla con el nombre del sitio (El Testigo Fiel) y el siguiente
enlace: https://www.eltestigofiel.org/index.php?idu=sn_504
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