sábado, 13 de marzo de 2021

San Raimundo de Fitero, abad

Imagen de San Raimondo en la Parroquia de Ciruelos
Imagen de San Raimondo en la Parroquia de Ciruelos
 

 

San Raimundo de Fitero

El Santo que subió al cielo en Ciruelos.

 

Fuente: https://www.ciruelos.es/ciruelos/historia-y-patrimonio/san-raimundo-abad-de-fitero/

 

¿De dónde era San Raimundo?


San Raimundo nació en tierras del Moncayo, en Tarazona, a finales del siglo XI o comienzos del siglo XII. En la catedral de Tarazona fue canónigo y después monje en el monasterio de Scala Dei, (Tarbes, Francia). En las tierras del Moncayo extendió la Orden del Cister. Se instaló en Yerga, con el monje Durando como abad y él, Raimundo como Prior. En 1141 se trasladaron a Nienzebas, en la misma comarca, y allí fue nombrado en 1148 abad. Pronto Yerga y Nienzebas, quedarán como pequeñas dependencias, de la gran abadía definitiva que surgirá en Santa María de Fitero (Navarra), de donde Raimundo será su abad (padre espiritual).

 

¿Qué era Calatrava?


Fray Diego Velázquez, uno de los monjes, tuvo un sueño sobre Calatrava, le pidió enseguida a Raimundo: «Santo Padre, vamos a la guerra contra los moros». « ¡Vamos a la guerra! ». Raimundo, le despidió con amor diciéndole que la verdadera guerra del monje había de ser la quietud y soledad, hacer penitencia y llorar sus culpas y las del pueblo. Raimundo y Diego se ofrecieron al Rey para defender Calatrava. Y el Rey se la entregó a los monjes de Fitero. Raimundo predicó con fervor una cruzada y logró reunir hasta veinte mil hombres para la defensa del cristianismo.


La ciudad de Calatrava, junto al rio Guadiana, había sido arrebatada a los árabes por Alfonso VII en 1147. Calatrava era un baluarte estratégico en Toledo ante los moros. Ante tal multitud, los árabes huyeron hacia el sur.

 

¿Quiénes eran los monjes de la Orden de Calatrava?


Para asegurar Calatrava el abad Raimundo realiza la gran obra: con numerosos hombres, mitad monjes, mitad soldados, se organiza la Orden militar de Calatrava, «leones en tiempo de guerra, corderos en tiempo de paz», y Raimundo es proclamado Primer Gran Maestre. Al ver la buena organización y sus éxitos, el Papa Alejandro III la confirmó.

 

Por fin, Raimundo en Ciruelos.

Después de cinco años de abad de Calatrava, Raimundo se retiró a la villa de Ciruelos, próxima a Toledo. Desde Ciruelos el Santo vigilaba a los monjes caballeros y oraba por ellos en los días de combate, alentando su fe en los de paz. En Ciruelos murió el Santo abad el 6 de febrero de 1163, y, como dicen las crónicas «enterráronle en dicha villa y allí face Dios milagros por él».

Urna con los restos del Santo en la sala del Ochavo de la Catedral de Toledo
El 15 de diciembre de 1468 fue trasladado al monasterio del Monte Sión de Toledo, quedando definitivamente en sepulcro rico y curioso. Hoy día, y desde el siglo XIX con motivo de la exclaustración, las reliquias del Santo abad de Fitero se encuentran en la Catedral de Toledo, encerradas en preciosa urna, sobre la que campea victoriosa la cruz de Calatrava, signo de esta Orden Militar.


Desde 1993, Ciruelos cuenta con una reliquia de su Santo Patrono expuesta en la Capilla del Stmo. Cristo de la Misericordia.


Raimundo en Ciruelos, un Santo.


Desde niño era en las costumbres compuesto, en el hablar parco, en las palabras grave, en las acciones, modesto. Con los mayores reverente, con los iguales benévolo, con los inferiores apacible. El trato con su obispo, D. Miguel, monje benedictino en Tarazona, y en la fama de santidad de la Orden del Císter, influyeron en la vocación del monje de Raimundo. Esto es lo que inculcó a sus calatravos, tal como comenta un obispo: «Los que alaban al Señor con salmos se ciñeron espada, y orando gemían para la defensa de la Patria. Su comida es tenue y ligera; su vestido la aspereza de la lana. La continua disciplina los prueba, la guarda del silencio los acompaña, el frecuente arrodillarse los humilla, la vigilia de noche los quebranta, la oración devota los enseña y el continuo trabajo los ejercita».


Raimundo, el Santo que subió al cielo en Ciruelos.

 ¿Qué nos puede enseñar? Nuestra vida es lucha, combate y pelea. Nuestra alma tiene tres grandes enemigos: el demonio, la mentalidad del mundo y el egoísmo de la carne. Nuestra vida es como un gran castillo interior, la Calatrava de nuestro espíritu. Hay que defenderla con fuerza. Pero, en este combate espiritual, hay que imitar a San Raimundo: nuestras armas más necesarias, la oración, la penitencia y la gracia de Jesucristo, participando mucho en los sacramentos para vencer las tentaciones del demonio y defender nuestra fe siendo ejemplo de cristianos.

Fuente: https://www.ciruelos.es/ciruelos/historia-y-patrimonio/san-raimundo-abad-de-fitero/

 

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