sábado, 27 de marzo de 2021

Misa Crismal



 

Misa Crismal 


Este año 2021 tendrá lugar el 31 de marzo, miércoles Santo

 

A A las puertas de la celebración del Misterio Pascual de Jesucristo, la Iglesia regala a los Pastores, y en general a todo el Pueblo santo de Dios, un momento precioso, la Misa Crismal, llamada así porque en ella se consagra el Santo Crisma, además, se bendecirán los óleos de los catecúmenos y de los enfermos.

El Sr. Obispo nos recuerda en la carta dirigida con este motivo a los sacerdotes, personas consagradas y a todos los fieles laicos que “el Señor nos regala un día propicio para experimentar la hermosura del sacerdocio del que nos hace partícipes y de la grandeza de ser Iglesia. Unidos en la caridad, viviremos una verdadera fiesta diocesana en la comunión eclesial del presbiterio y de las comunidades cristianas en torno al Obispo.

Un momento significativo de la celebración será después de la homilía, cuando los sacerdotes renueven su consagración a Cristo y a su Iglesia. De este modo, manifestarán públicamente su voluntad de permanecer fieles a la misión que el Señor les ha encomendado, sirviendo con generosidad a sus hermanos.”

El prelado de la diócesis, recuerda también a todos los párrocos que el Viernes Santo se ha de realizar la Colecta a favor de los Santos Lugares. Las comunidades cristianas de Tierra Santa sufren carencias materiales, discriminaciones de todo tipo, y hasta persecución. Si queremos asegurar su supervivencia allí, debemos ser generosos en la oración y en la limosna.

 

¿Para qué se celebra?

Con el Crisma consagrado son ungidos los nuevos bautizados y son signados los que reciben la confirmación. Con el óleo de los catecúmenos se preparan y disponen para el bautismo los mismos catecúmenos. Con el óleo de los enfermos, éstos son aliviados de sus enfermedades.

 

¿Cuándo se celebra?

Ordinariamente esta misa se celebra en la catedral de cada diócesis el Jueves Santo; pero, por razones de conveniencia pastoral, se puede adelantar a uno de los días de la Semana Santa. Haberla fijado el Jueves Santo no se debe al hecho de que ese sea el día de la institución de la eucaristía, sino por una razón práctica: poder disponer de los santos óleos, sobre todo del óleo de los catecúmenos y del Santo Crisma, para la celebración de los sacramentos de la iniciación cristiana durante la Vigilia Pascual. 


¿Qué efectos tienen?
Óleo de los catecúmenos: se extiende el efecto de lo exorcismo, se habla de fortaleza en la lucha de la vida cristiana, a la que los catecúmenos se preparan al recibir el bautismo.

La oración de bendición dice: Bendice este óleo y concede tu fortaleza a los catecúmenos que han de ser ungidos con él, para que al aumentar en ellos el  conocimiento y de las realidades divinas yla valentía en el combate de la fe, vivan más hondamente el evangelio de Cristo, y emprendan animosos la tarea cristiana.

Óleo de los enfermos: Confiere a los enfermos, como atestigua la carta de Santiago el remedio de la enfermedad, para que sean aliviados físicamente y les sea restituida la salud. En la bendición de la Misa Crismal se dice: Bendice este óleo para que cuantos sean ungidos con él sientan en cuerpo y alma tu divina protección y experimenten alivio en sus enfermedades y dolores.


LA MISA DE HOY

Mensaje del Papa el 2 de Abril del 2015

El Papa ha pedido a los sacerdotes que tengan «olor a oveja y sonrisa de padres», que eviten la «cara de vinagre» además de no ser «pastores aburridos» o que se quejen, durante la Misa Crismal en la que todos los sacerdotes renuevan las promesas sacerdotales de pobreza, castidad y obediencia.

Durante la misa de Jueves Santo en la basílica del Vaticano, el Papa ha reflexionado sobre el «cansancio de los sacerdotes«. «¿Sabéis cuántas veces pienso en esto: en el cansancio de todos vosotros? Pienso mucho y ruego a menudo, especialmente cuando el cansado soy yo», ha observado.

Con esta ceremonia que marca para los católicos el inicio del Triduo Pasqual que conmemora la Pasión, Muerte y Resurrección de Cristo, el Papa ha alertado de varios tipos de cansancio sobre los que ha meditado. Como »el cansancio de la gente, de las multitudes», que para el Pontífice «es cansancio del bueno, cansancio lleno de frutos y de alegría» que no sucede a los sacerdotes que se esconden «en una oficina» o van por la ciudad «en un coche con los cristales tintados».

«Es el cansancio del sacerdote con olor a oveja…, pero con sonrisa de papá que contempla a sus hijos o a sus nietos pequeños», ha razonado.

Después ha reflexionado sobre »el cansancio de los enemigos». «No sólo se trata de hacer el bien, con toda la fatiga que conlleva, sino que hay que defender al rebaño y defenderse uno mismo contra el mal», ha explicado.

En este sentido les ha dicho que pidan la gracia de «aprender a neutralizar el mal» que, a su juicio, no consiste en «arrancar la cizaña» o «pretender defender como superhombres lo que sólo el Señor tiene que defender». Así, Francisco ha concluido que esto «ayuda a no bajar los brazos ante la espesura de la iniquidad, ante la burla de los malvados».

Ha alertado por último a los sacerdotes del »cansancio de uno mismo», que ha definido como el más «peligroso» de los tres. En este sentido ha explicado que se trata de «la desilusión de uno mismo» o el «coqueteo con la mundanidad espiritual». «Aquí sí puede haber cansancio malo», ha advertido. «Sólo el amor descansa. Lo que no se ama cansa y, a la larga, cansa mal«, ha subrayado.

En este sentido ha dicho que la «clave de la fecundidad sacerdotal» está en el modo en el que se descansa al tiempo que les ha recordado que también ellos son «ovejas» que necesitan un pastor. Además ha reconocido que la tarea de los sacerdotes implica la «capacidad de compasión» porque se viven muchas «emociones» y «afecto» que «fatigan el corazón».

 

REFLEXIÓN SOBRE EL MODO DE DESCANSAR

Finalmente, el Pontífice ha planteado varias preguntas a los sacerdotes para que piensen en la manera en que descansan. «¿Sé descansa recibiendo el amor, la gratitud y todo el cariño que me da el pueblo fiel de Dios? O, tras el trabajo pastoral, ¿busco descansos más refinados, no los de los pobres sino los que ofrece el mundo del consumo? ¿El Espíritu Santo es verdaderamente para mí »descanso en el trabajo» o sólo aquel que me da trabajo? ¿Sé pedir ayuda a algún sacerdote sabio? ¿Sé descansar de mí mismo, de mi auto-exigencia, de mi auto-complacencia, de mi auto-referencialidad?», se ha cuestionado

«¿Sé conversar con Jesús, con el Padre, con la Virgen y San José, con mis santos protectores amigos para reposarme en sus exigencias –que son suaves y ligeras–, en sus complacencias –a ellos les agrada estar en mi compañía–, en sus intereses y referencias –a ellos sólo les interesa la mayor gloria de Dios–? ¿Sé descansar de mis enemigos bajo la protección del Señor? ¿Argumento y maquino yo sólo, rumiando una y otra vez mi defensa, o me confío al Espíritu que me enseña lo que tengo que decir en cada ocasión? ¿Me preocupo y me angustio excesivamente o, como Pablo, encuentro descanso diciendo: Sé en Quién me he confiado (2 Tm 1,12)?», ha proseguido.

Durante la solemne misa el Papa ha bendecido los óleos usados para ungir a los que se bautizan, a los que se confirman y para la ordenación sacerdotal.

 

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