Santa Eduvigis, religiosa
Fecha: 16 de
octubre
n.: c. 1174 - †: 1243 - país: Polonia
Otras formas del nombre: Hedwig, Eduviges
Canonización: C: Clemente IV 26 marzo 1267
Hagiografía:
«Vidas de los santos de A. Butler», Herbert Thurston, SI
Elogio: Santa Eduvigis, religiosa, la cual,
nacida en Baviera y duquesa de Silesia, demostró gran interés en ayudar a los
pobres, para los cuales fundó hospicios. Fallecido su marido, se retiró en el
monasterio de monjas cistercienses que ella misma había fundado, y del que era
abadesa su hija Gertudis, lugar donde terminó su vida, en Trebnitz, el día
quince de octubre.
Patronazgos: patrona de Silesia y Polonia, de
Berlín, Wroclaw, Trebnitz y Cracovia, de las personas que migran y los
cónyuges.
Oración: Señor, por intercesión de santa
Eduvigis, cuya vida fue para todos un admirable ejemplo de humildad, concédenos
siempre los auxilios de tu gracia. Por nuestro Señor Jesucristo, tu Hijo, que
vive y reina contigo en la unidad del Espíritu Santo y es Dios por los siglos
de los siglos. Amén (oración litúrgica).
Eduviges era hija del conde Bertoldo de Andechs. Nació en
Andechs, de Baviera, hacia 1174. Su hermana Gertrudis fue la madre de santa
Isabel de Hungría. Sus padres la confiaron, de niña, a las religiosas del monasterio
de Kintzingen, en Franconia. A los doce años de edad, Eduviges contrajo
matrimonio con el duque Enrique de Silesia, quien sólo tenía dieciocho años y
Dios los bendijo con siete hijos, pero sólo uno de ellos, Gertrudis, sobrevivió
a su madre y llegó a ser abadesa de Trebnitz. El marido de Eduviges heredó el
ducado a la muerte de su padre, en 1202. Inmediatamente, a instancias de su
esposa, fundó el gran monasterio de religiosas cistercienses de Trebnitz, a
cinco kilómetros de Breslau. Se cuenta que todos los malhechores de Silesia
fueron condenados a trabajar en la construcción del monasterio, que fue el
primer convento de religiosas en Silesia. El duque y su mujer fundaron además
otros muchos monasterios, con lo cual no sólo propagaron en sus territorios la
vida religiosa, sino también la cultura germánica. Entre los monasterios
fundados por los duques, los había de cistercienses, de canónigos de San
Agustín, de dominicos y de franciscanos. Enrique fundó el hospital de la Santa
Cruz en Breslau, y santa Eduviges, un hospital para leprosas en Neumarkt donde
solía asistir personalmente a las enfermas. Después del nacimiento de su último
hijo, en 1209, Eduviges instó a su marido para que hiciesen voto de continencia
perpetua y, en adelante, vivieron separados durante largos períodos. Según se
cuenta, en los treinta años que le restaban de vida, Enrique no volvió a
cortarse la barba ni a llevar oro, plata o púrpura. Por ello se le llamó
Enrique el Barbado.
Los hijos de Enrique y Eduviges hicieron sufrir mucho a sus
padres. Por ejemplo, en 1212, el duque repartió sus posesiones entre Enrique y
Conrado, sus hijos varones, pero ninguno de los dos quedó contento con su
parte. A pesar de que santa Eduviges hizo cuanto pudo por reconciliarlos, los
dos hermanos y sus partidarios trabaron batalla, y Enrique derrotó a su hermano
Conrado. Esa pena ayudó a santa Eduviges a comprender y deplorar la vanidad de
las cosas del mundo y a despegarse más y más de él. A partir de 1209, la santa
fijó su principal residencia en el monasterio de Trebnitz, a donde solía
retirarse con frecuencia. Durante sus retiros, dormía en la sala común con las
otras religiosas y observaba exactamente la distribución. No usaba más que una
túnica y un manto, lo mismo en invierno que en verano y llevaba, sobre sus
carnes una camisa de pelo con mangas de seda blanca para que nadie lo
sospechase. Como acostumbraba caminar hasta la iglesia con los pies desnudos
sobre la nieve, los tenía destrozados, pero llevaba siempre en la mano un par
de zapatos para ponérselos si encontraba a alguien por el camino. Un abad le
regaló en cierta ocasión un par de zapatos nuevos y le arrancó la promesa de
que los usaría. Algún tiempo después, el abad volvió a ver a la santa descalza
y le preguntó dónde estaban los zapatos. Eduviges los sacó de entre los
pliegues de su manto, diciendo: «Siempre los llevo aquí».
En 1227, los duques Enrique de Silesia y Ladislao de Sandomir
se reunieron para organizar la defensa contra el ataque del «svatopluk» de
Pomerania. Pero el svatopluk se enteró y cayó sobre ellos, precisamente durante
la reunión, y Enrique, que estaba en el baño, apenas logró escapar con vida.
Santa Eduviges acudió lo más pronto posible a cuidar a su marido, pero éste
había partido ya con Conrado de Masovia para defender los territorios de
Ladislao, quien había perecido a manos del svatopluk. La victoria favoreció a
Enrique, el cual se estableció en Cracovia. Pero al poco tiempo fue nuevamente
atacado por sorpresa en Mass, y Conrado de Plock le tomó prisionero. La fiel
Eduviges intervino y consiguió que ambos duques llegasen a un acuerdo, mediante
el matrimonio de las dos nietas de Enrique con los dos hijos de Conrado. Así se
evitó el encuentro entre las fuerzas de ambos, con gran regocijo de santa
Eduviges, quien siempre hacía cuanto estaba en su mano para evitar el
derramamiento de sangre. En 1238, murió el marido de santa Eduviges y fue
sucedido por su hijo Enrique, apodado «el Bueno». Cuando la noticia de la
muerte del duque llegó al monasterio de Trebnitz, las religiosas lloraron
mucho; Eduviges fue la única que permaneció serena y reconfortó a las demás:
«¿Por qué os quejáis de la voluntad de; Dios?. Nuestras vidas están en sus
manos, y todo lo que ÉI hace está bien hecho, lo mismo si se trata de nuestra
propia muerte que de la muerte de los seres amados». La santa tomó entonces el
hábito religioso de Trebnitz, pero no hizo los votos para poder seguir
administrando sus bienes en favor de los pobres. En cierta ocasión, santa
Eduviges encontró a una pobre mujer que no sabía el Padrenuestro y comenzó a
enseñárselo; como la infeliz aldeana no consiguiese aprenderlo, la santa la
llevó a dormir en su propio cuarto para aprovechar todos los momentos libres y
repetirle la oración hasta que la mujer consiguió aprenderla de memoria y
entender lo que decía.
En 1240, los tártaros invadieron Ucrania y Polonia. El duque
Enrique II les presentó la batalla cerca de Wahlstadt. Se dice que los tártaros
emplearon entonces los gases venenosos: «un humo espeso y nauseabundo brotaba
en forma de serpiente de unos tubos de cobre y embrutecía a los soldados
polacos». Enrique pereció en la batalla. Santa Eduviges tuvo una revelación
sobre la muerte de su hijo tres días antes de que llegase la noticia y dijo a
su amiga Dermudis: «He perdido a mi hijo; se me ha escapado de las manos como
un pajarillo y jamás volveré a verle». Cuando el mensajero trajo la triste
noticia, santa Eduviges consoló a su hija Gertrudis y a Ana, la esposa de
Enrique. Dios premió la fe de su sierva con el don de milagros. Una religiosa
ciega recobró la vista cuando la santa trazó sobre ella la señal de la cruz. El
biógrafo de Eduviges relata varias otras curaciones milagrosas obradas por ella
y menciona diversas profecías de la santa, entre las que se contaba la de su propia
muerte. Durante su última enfermedad, santa Eduviges pidió la extremaunción
cuando todos la creían fuera de peligro. Murió en octubre de 1243 y fue
sepultada en Trebnitz. Su canonización se llevó a cabo en 1267. En 1706 la
fiesta de santa Eduviges fue incluida en el calendario general de la Iglesia de
Occidente.
Existe en latín una biografía o leyenda de santa Eduviges,
escrita probablemente a fines del siglo XIII; el autor, anónimo, afirma que se
basó principalmente en las memorias del cisterciense Engelberto de Leubus.
Existen dos versiones: la corta y la larga; ambas pueden verse en Acta
Sanctorum, oct., vol. VIII, y en otras obras. En Schlakenwert se conserva una
copia manuscrita, que data de 1353 y es particularmente interesante por las
miniaturas con que está iluminada; dichas miniaturas han sido reproducidas con
frecuencia, por ejemplo en la obra de Riesch, Die hl. Hedwig (1926). Las
principales biografías alemanas son las de F. H. GSrlich (1854); F. Becker
(1872); F. Promnitz (1926); K. y F. Metzger (1927). En la imagen, una de las
miniaturas de la edición de la Vida de 1353 mencionada en la bibliografía.
Estas biografías de santo son propiedad de El Testigo Fiel.
Incluso cuando figura una fuente, esta ha sido tratada sólo como fuente, es
decir que el sitio no copia completa y servilmente nada, sino que siempre se
corrige y adapta. Por favor, al citar esta hagiografía, referirla con el nombre
del sitio (El Testigo Fiel) y el siguiente enlace: https://www.eltestigofiel.org/index.php?idu=sn_3771
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