Nuestra Señora del Pilar
de Zaragoza
Páginas: CONSAGRACIÓN | HIMNO | EL MILAGRO DE
CALANDA | PLEGARIA DEL SANTO PADRE SAN JUAN
PABLO II | HOMILÍA DE SAN JUAN PABLO II | ORACIÓN
DE SAN JUAN PABLO II ANTE LA VIRGEN | ROSARIO A
Fecha:
12 de octubre
Hagiografía:
«Vidas de los santos de A. Butler», Herbert Thurston, SI
Elogio:
Fiesta de Nuestra Señora del Pilar. Según una venerada tradición, la Santísima
Virgen María se manifestó en Zaragoza sobre una columna o pilar, signo visible
de su presencia. Esta tradición encontró su expresión cultual en la misa y en
el Oficio que, para toda España, decretó el papa Clemente XII.
Oración:
Dios todopoderoso y eterno, que en la gloriosa Madre de tu Hijo has concedido
un amparo celestial a cuantos la invocan con la secular advocación del Pilar,
concédenos, por su intercesión, fortaleza en la fe, seguridad en la esperanza y
constancia en el amor. Por nuestro Señor Jesucristo, tu Hijo, que vive y reina
contigo en la unidad del Espíritu Santo y es Dios por los siglos de los siglos.
Amén (oración litúrgica).
En la ciudad española de
Zaragoza, la que antes de los tiempos de Cristo era la famosa y rica villa
romana de Cesar augusta, de donde deriva su nombre actual, existe el monumento
más sólido, antiguo y magnífico que tiene España como prueba de una piadosa
tradición y de una antiquísima y profunda devoción por la Santísima Virgen
María: el Santuario del Pilar. Esa gran basílica mariana con sus once cúpulas y
sus cuatro campanarios es conocida y famosa, no sólo en España, sino en el
mundo entero, puesto que, según la tradición, en tiempos inmemoriales se
apareció allí la Madre de Dios y, desde entonces, a través de los siglos, ha
mostrado su protección especial con repetidas gracias, milagros y portentos,
hasta ganarse la indefectible piedad de los españoles, que le tributan culto
con devoción, constancia y magnificencia.
La leyenda, tal como ha
surgido de unos documentos del siglo XIII que se conservan como un tesoro en la
catedral de Zaragoza, se remonta a la época inmediatamente posterior a la
Ascensión de Jesucristo, cuando los apóstoles, fortalecidos con el Espíritu Santo,
se disponían a emprender la predicación del Evangelio. Se dice que, por
entonces, el Apóstol Santiago el Mayor tuvo la inspiración de ir a predicar a
España. Al tiempo de salir de Jerusalén, obtuvo la licencia y la bendición de
la Santísima Virgen y se trasladó a aquella porción del mundo sumergida en la
idolatría. Los documentos dicen textualmente que Santiago, «pasando por
Asturias, llegó a la ciudad de Oviedo, en donde convirtió a varios a la fe.
Continuó el viaje con sus nuevos discípulos a través de Galicia y de Castilla,
hasta llegar a Aragón, el territorio que se llamaba Celtiberia, donde está
situada la ciudad de Zaragoza, en las riberas del Ebro. Allí predicó Santiago
muchos días y, entre los muchos convertidos eligió como acompañantes a ocho hombres,
con los cuales trataba de día del reino de Dios y, por la noche, recorría las
riberas para tomar algún descanso.» Junto al Ebro se encontraba Santiago cierta
noche con sus discípulos cuando «oyó voces de ángeles que cantaban 'Ave, María,
gratia plena' y vio aparecer a la Virgen Madre de Cristo, de pie sobre un pilar
de mármol». La Santísima Virgen, que aún vivía en carne mortal, habló con el
Apóstol para pedirle que se le construyese ahí una iglesia, con el altar en
torno al pilar donde estaba de pie y que «permanecerá en este sitio hasta el
fin de los tiempos para que la virtud de Díos obre portentos y maravillas por
mi intercesión con aquéllos que en sus necesidades imploren mi patrocinio».
Desapareció la Virgen y quedó ahí el pilar. El Apóstol Santiago y los ocho
testigos del prodigio comenzaron inmediatamente a edificar una iglesia en aquel
sitio y, con el concurso de los conversos, la obra se puso en marcha con
rapidez. Pero antes de que estuviese terminada la iglesia, Santiago ordenó
presbítero a uno de sus discípulos para servicio de la misma, la consagró y le
dio el título de Santa María del Pilar, antes de regresar a Judea.
Hasta aquí las palabras
del referido códice que conserva la catedral de Zaragoza y que dio origen a la
acendrada devoción por la Virgen del Pilar, que se extendió por toda España y
sobrepasó las fronteras. Naturalmente, la autenticidad de estos documentos ha
sido puesta en duda por los investigadores de la historia, quienes han
levantado grandes dificultades en contra de la tradición. La primera y la más
grave es el silencio persistente en las crónicas antiguas y medievales sobre
esta aparición de la Virgen, ya que el primer documento que nos habla de ella,
pertenece a los finales del siglo XIII. Sin embargo, otros historiadores e
investigadores defienden esta tradición y aducen el argumento de que hay una
serie de monumentos o testimonios que demuestran la existencia de una iglesia
dedicada a la Virgen de Zaragoza. El más antiguo de estos testimonios es el
famoso sarcófago de santa Engracia, que se conserva en Zaragoza desde el siglo
IV, cuando la santa fue martirizada y que representa en un bajo relieve, según
parece, el descenso de la Virgen de los cielos para aparecerse al Apóstol
Santiago. Asimismo, hacia el año 835, un monje de San Germán de París, llamado
Almoino, redactó unos escritos en los que habla de la iglesia de la Virgen
María de Zaragoza, «donde había servido en su tiempo (mediados del siglo III)
el gran mártir san Vicente».
Tradición genuina o
leyenda piadosa, la devoción del pueblo por la Virgen del Pilar se halla tan
arraigada y desde épocas tan remotas entre los españoles, que las autoridades
eclesiásticas de Roma, no obstante sus reiteradas negativas a conceder el
oficio del Pilar, tuvieron que ceder a las repetidas instancias de los
soberanos y los súbditos de España para autorizar el oficio definitivo en el
que se consigna la aparición de la Virgen del Pilar como «una antigua y piadosa
creencia». El Papa Clemente XII señaló la fecha del 12 de octubre para la
festividad particular de la Virgen del Pilar, pero ya desde siglos antes, en
todas las iglesias de España y entre todos los pueblos sujetos al rey católico,
se celebraba la ventura de haber tenido a la Madre de Dios en su región, cuando
todavía vivía en carne mortal. Es fama que el día 12 de octubre de 1492,
precisamente cuando las tres carabelas de Cristóbal Colón avistaban las
desconocidas tierras de América, al otro lado del Atlántico, los monjes de San
Jerónimo cantaban alabanzas a la Madre de Dios en su santuario de Zaragoza, por
lo cual, el 12 de octubre, día de la Virgen del Pilar, es también en América el
«Día de la Raza», y más modernamente, fue proclamada por Pío XII patrona de la
Hispanidad, por lo que en España se celebra este día el «Día de la Hispanidad».
Este artículo proviene,
con escasas correcciones, del Butler-Guinea, México, 1964. No obstante, no es
un artículo propio del Butler inglés, sino redactado por el P. W. Guinea, quien
señala como fuentes la «Historia Universal de César Cantú», vol. IV, pp.
495-498, la «Enciclopedia de la Religión Católica», vol. VII, pp. 879-883 y del
«Año Cristiano» del P. J. Croisset, vol. IV, pp. 82 y 83.
fuente:
«Vidas de los santos de A. Butler», Herbert Thurston, SI
accedido
5783 veces
ingreso
o última modificación relevante: ant 2012
Estas biografías de santo
son propiedad de El Testigo Fiel. Incluso cuando figura una fuente, esta ha
sido tratada sólo como fuente, es decir que el sitio no copia completa y
servilmente nada, sino que siempre se corrige y adapta. Por favor, al citar
esta hagiografía, referirla con el nombre del sitio (El Testigo Fiel) y el
siguiente enlace: https://www.eltestigofiel.org/index.php?idu=sn_4878
No hay comentarios:
Publicar un comentario