Venerable Sor Juana de la Cruz
(La Santa Juana)
HISTORIA DE SOR JUANA DE LA CRUZ
LA SANTA JUANA
Fuente: https://www.monasteriodecubas.com/la-santa-juana.html#
SOR JUANA Y SU ÁNGEL CUSTODIO CON LOS ROSARIOS
Sor Juana de la Cruz, Juana Vázquez Gutiérrez, popularmente conocida como “la Santa Juana” nace el 3 de mayo de 1481 en Azaña, a 14km de Cubas, actualmente Numancia de la Sagra. Con tan solo un año enfermó gravemente lo que llevó a su madre a consagrar a Juana a Santa María de la Cruz. A esta consagración se atribuye la curación milagrosa de la niña en 1482. Su madre, Catalina, muere cuando Juana cuenta siete años de edad por lo que comienza la niña a vivir en compañía de su abuela y su tía materna. Viviendo Juana en Illescas (Toledo), es prometida en matrimonio con Francisco Loarte. Resuelta firmemente a ofrecerse al Señor, se escapa vestida con ropas de su primo a Santa María de la Cruz donde pide ser admitida. Emite la profesión religiosa a los dieciséis años. Durante estos años de formación dio muestras de elevada virtud y devoción excepcional, teniendo elevadas visiones místicas y largos éxtasis; hasta su desposorio místico en 1507 y recibiendo, en la Pascua de 1508, los estigmas en su cuerpo. Es en este mismo año cuando Juana pierde el habla y, recuperándola súbitamente, comienza a predicar a las gentes del pueblo y a todo peregrino que se acercaba al lugar. En 1509 es elegida Abadesa del Beaterío al que llevó a formar parte de la Tercera Orden Regular de San Francisco, estableciendo por tanto votos y clausura.
El Cardenal Cisneros en 1510 designa a Sor Juana de la Cruz como párroco de Cubas confirmada por Roma con una bula. Alcanzó tal fama Sor Juana de la Cruz por sus dones carismáticos de predicación, revelaciones o lectura de corazones que no solo el pueblo fiel quería conocer de cerca su virtud y su clara inteligencia sino también ilustres personajes de la época como el Emperador Carlos V o Gonzalo Fernández de Córdoba, el Gran Capitán, que acudieron a visitarla para recibir su consejo.
Es en 1515 cuando Sor Juana de la Cruz comienza las obras para construir un nuevo Monasterio. A su muerte el 3 de mayo 1534 ya había sido terminado el convento de Santa María de la Cruz donde fue enterrada Juana en el coro bajo.
Tal era la fama de santidad de Juana de la Cruz que su tumba se convirtió en lugar de peregrinación y hasta tal punto llegó la devoción a la que ya habían apodado “Santa Juana” que hubo de procederse a la exhumación de su cuerpo que, manteniéndose incorrupto, fue trasladado al coro alto y finalmente a la capilla dado el número de peregrinos que acudían para recibir sus favores.
La causa de canonización emprendida tras la muerte de Juana de la Cruz se encontró con numerosas dificultades hasta quedar definitivamente suspendida debido a la imposibilidad de certificar la autenticidad de los escritos.
Solventada esta dificultad por parte de investigadores e historiadores actuales, la Causa de canonización se retomó nuevamente y el 18 de marzo de 2015, el Papa Francisco firmó el Decreto de reconocimiento de virtudes heroicas con el consiguiente tratamiento de venerable.
DONES DE SOR JUANA DE LA CRUZ
SANTA MARÍA DE LA CRUZ
Sor Juana de la Cruz desde muy pronta edad fue reconocida como persona de excepcionales virtudes. También le fueron regalados numerosos dones carismáticos. Sor Juana era milagrosamente capaz de hablar en árabe con esclavas musulmanas traídas por el Cardenal Cisneros tras la conquista de Orán o en euskera con aquellos vascos que trató. Tuvo don de sanación por lo que fue visitada por muchos peregrinos en busca de curación de sus enfermedades. Los testimonios biográficos e históricos nos revelan que tuvo también don de discernimiento, lectura de conciencia, bilocación y profecía.
Sor Juana de la Cruz obró varios milagros en vida; el más conocido quizá sea el de la resurrección del bebé de Illescas: Un matrimonio acudió de romería al monasterio de Santa María de la Cruz, estando allí, su hija, un bebé de meses que llevaban consigo, murió repentinamente. El matrimonio pidió intercesión a Sor Juana de la Cruz, movida por la caridad, pidió a los padres que le pusieran a la niña en el torno, la cogió, rezó sobre ella y le puso el crucifijo que siempre llevaba consigo. En ese momento la niña volvió a la vida y fue devuelta por el torno a sus padres.
LA HISTORIA DE LAS CUENTAS DE SANTA JUANA
CUENTA DE ROSARIO BENDECIDA
Las monjas que vivían con Sor Juana de la Cruz, observando las numerosísimas gracias que ésta obtenía del Señor, le pidieron que tuviera a bien alcanzarles a ellas gracias del Señor bendiciendo sus rosarios. Sor Juana le pidió a su Ángel Custodio que le rogara él este favor al Señor y, efectivamente, le fue concedido por lo que mandó poner todos los rosarios de las monjas en un pequeño cofre que cerraron con una llave que custodiaba la monja más anciana. Sor Juana pidió que la dejaran sola en oración. Estando Sor Juana de la Cruz en éxtasis, la monja que custodiaba la llave, impaciente, abrió el cofre donde habían depositado los rosarios hallándolo vacío y, con cierta perplejidad, lo volvió a cerrar. Cuando Santa Juana salió del éxtasis, indicó a las monjas que cogieran sus rosarios que habían sido llevados al cielo por su ángel y que el Señor los tomó en sus divinas manos para bendecirlos. Las monjas abrieron de nuevo el cofre encontrando, ahora sí, allí los rosarios. El cofre tenía un delicioso olor que se conservó varios días. Sor Juana de la Cruz, explicó a sus monjas las gracias que tenían esas cuentas benditas, como era el poder de expulsar demonios y curar enfermedades.
Son numerosos los testimonios históricos que refieren milagros por el contacto de estas cuentas y las peticiones realizadas al convento tras la muerte de Sor Juana de la Cruz para que les fuera remitida una de ellas. Las cuentas eran pedidas desde todas partes del mundo: Japón, Filipinas, Italia, Francia, Portugal y, desde luego, desde toda la geografía española.
LA VIRGEN MARÍA
Sor Juana de la Cruz ve siempre unidos a la Madre con su Hijo. Alimenta su ferviente devoción a La Virgen en sus hermanas y siempre se la presenta como Medianera de todas las Gracias e Intercesora de la humanidad. Defendió con firmeza la Inmaculada Concepción de María adelantándose casi 350 años a la promulgación del dogma por parte de la Iglesia, condenando ya entonces la doctrina contraria a la Inmaculada Concepción.
ESTIGMAS EN SU CUERPO
Sor Juana de la Cruz recibió los estigmas del Señor el viernes Santo de 1508. Las monjas que vivían con ella la vieron entrar en el coro sin casi poder andar por el dolor de las llagas teniéndose que sujetar en las paredes. Sus hermanas comprobaron vieron con claridad los estigmas en sus manos y en sus pies que le duraron años. Nunca se sintió digna de llevar los estigmas de la pasión por lo que imploraba al Señor sentirlos solo interiormente.
SU ÁNGEL DE LA GUARDA
La Santa Juana tuvo una relación muy especial desde muy joven con su Ángel Custodio llamado San Laurel. Tuvo numerosísimas visiones de su ángel al que trataba con gran confianza. San Laurel consolaba a Sor Juana tras sus ataques del demonio, la prevenía de persecuciones y enfermedades que iba a padecer y le transmitía consejos espirituales para sí misma y para sus hermanas del convento. También es sabido que se le aparecían los Ángeles Custodios de monjas de otras provincias para que presentara las peticiones de éstas ante El Señor.
ATAQUES DEL DEMONIO
Fue atacada en muchas ocasiones y con mucha vehemencia por el demonio; le propinó severas palizas y golpes e incluso llegó a flagelara dejando marcado su cuerpo por largo tiempo. Siempre tuvo gran fe en el Señor y a Él se confiaba en los ataques, liberándola siempre de forma milagrosa.
LA INQUISICIÓN
Un inquisidor se trasladó al convento con ánimo de impedir a Sor Juana predicar. Para ello, y con este único fin, estuvo presente en uno de sus sermones y antes de que la Santa Juana terminase, el inquisidor rompió a llorar implorando perdón por su oculta y premeditada intención confesando que la doctrina impartida por Sor Juana la había percibido como venida directamente del cielo.
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